CONSULTA TAROT

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viernes, 19 de febrero de 2016

Causas de las pesadillas y su significado

Aunque no todos lo recuerden, siempre se sueña, ya que es una función necesaria para el ser humano, sin la cual acabaríamos incluso muriendo, por extraño que parezca dicho así. Sólo lo apunto sin profundizar en ello ahora, porque hay quienes dicen que no sueñan, y lo cierto es que sí lo hacen aunque no lo recuerden al despertar.

Lo que sí deja huella con más facilidad, porque vienen acompañadas de un fuerte impacto emocional, son las pesadillas. A veces salimos bruscamente del sueño con el pulso acelerado, palpitaciones, sudoración intensa, sensación de terror o un sobresalto, sin saber muy bien qué acaba de suceder. Casi siempre ocurre porque hemos tenido un sueño que nos ha marcado profundamente, tanto si lo recordamos como si no.


Habitualmente aparecen cuando se está muy estresado, existe un tema preocupante que afrontar, se tiene que tomar una decisión difícil o hay un conflicto interno (consciente o no). En este último caso, el sueño toma una forma impactante con el fin de mostrarnos que hay algo en nuestro interior que nos llama la atención para ser atendido.

También es posible que los sueños desagradables permitan que aflore algún recuerdo olvidado que nos marcó profundamente en algún momento de nuestra vida, normalmente en la infancia.

Las pesadillas suelen hablar de temas inconclusos que arrastramos y que necesitan ser resueltos, ya que si generan angustia durante la vigilia, ésta por supuesto, sale reflejada también en el sueño.

Alrededor de los tres o cuatro años suelen aparecer lo que los médicos denominan terrores nocturnos. El niño llora aterrorizado y aunque tiene los ojos abiertos y parece que está viendo algo más que lo que se encuentra en la habitación, en realidad no se ha despertado y tampoco es consciente de que está soñando.

Cuando eso sucedía con mi hijo, el pediatra me recomendó que no lo despertara. Yo acudía y lo tranquilizaba sin sacarlo del sueño, quedándome un rato con él hasta que volvía a dormir plácidamente. Eso se repitió durante una época, hasta que dejó de pasar sin más.
A lo largo de los años he conocido otras versiones, que quizás pueden dar alguna explicación a la que los médicos no llegan: hasta cierta edad los niños tienen una percepción de lo invisible mucho más acusada que la de los adultos, "ven" o sienten que hay algo más que no distinguimos con los ojos físicos.

Puedo asegurar que la mirada de terror de mi hijo fija detrás de mí, mientras señalaba con el dedo en esa dirección, me daba escalofríos… A veces no podía evitar girarme y mirar yo también, aunque sabía que no iba a descubrir nada nuevo.

Siempre que un niño sufra de pesadillas recurrentes, a esta u otras edades, no se debe tomar a la ligera restándole importancia, pero tampoco mostrarle excesiva preocupación ante eso. Hay tribus aborígenes que hacen una representación de las pesadillas, para que los niños que las han padecido las superen.

En realidad se les puede plantear como una prueba de valor (enfrentarse durante el sueño al "monstruo" o lo que sea que aparezca en éste) y ver qué sucede si lo hacen. También sería adecuado preguntar si hay algo que les preocupa o que temen, pedirles que dibujen el sueño o tratarlo en la vigila con alguna técnica creativa (hacer una canción, jugar con los "personajes" del sueño teatralizándolos… etc.).
A menudo durante el juego, los niños expresan mucho más eso que tienen dentro y que a veces no saben cómo comunicar.

Cómo evitar las pesadillas en adultos

El modo más directo es afrontar eso que nos muestran, parándonos a mirar qué nos está sucediendo en el momento presente, de manera que los sueños devengan más livianos. Igual que antes he comentado, se puede probar durante el sueño a desafiar eso que nos aterroriza, o mirar de reproducir las sensaciones en la vigilia, con el fin de comprender sobre qué están llamando nuestra atención. Y otra opción: buscar un/a profesional adecuado/a que ayude a descifrar el mensaje que se oculta detrás de esas pesadillas.


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